lunes, 7 de marzo de 2011

El Dr. Eduardo Acevedo y Charles Darwin hace 130 años

Discurso del Dr. Eduardo Acevedo en 1882 con motivo del fallecimiento de Charles Darwin (a mi ver, resalta la profundidad de comprensión del pensamiento de Darwin y la agudeza de su interpretación para aplicarlo a otros ámbitos sólo 2 décadas después de escrito el libro "El origen de las especies"):

"Darwin acaba de morir. La herencia que el gran naturalista deja al mundo, apenas tiene precedentes en la Historia. Los progresos provocados por la teoría evolucionista en el dominio de todas las ciencias, bastarían para dar al siglo XIX una superioridad incuestionable sobre las otras épocas históricas. A su empuje han desaparecido errores y preocupaciones arraigadas, se han abierto nuevos y dilatados horizontes al pensamiento humano, se ha desarrollado un espíritu más serio de investigación y todas las ciencias han sufrido modificaciones más o menos trascendentales.
Las conquistas del evolucionismo han sido tan rápidas, que Darwin ha podido contemplar en vida la glorificación de su propia obra. Y era natural que así sucediera. Las teorías biológicas que prevalecieron hasta principios de la segunda mitad del siglo XLX no podían ser más anticientíficas. La leyenda bíblica sobre la creación estaba en todo su apogeo.
Linneo, sostenía que Dios había creado un par de animales y vegetales de cada especie, y que de esos troncos primitivos provenían todos los organismos que han poblado la superficie de la tierra. Proclamaba también la realidad del diluvio, afirmando que de ese gran cataclismo sólo habían escapado las formas orgánicas encerradas en el arca de Noé y depositadas más tarde en el monte Ararat.
Cuvier, uno de los eminentes fundadores de la paleontología, estudiando los organismos fósiles enterrados en las capas geológicas, descubrió que los seres colocados en los terrenos de formación remota diferían más de los actuales que los pertenecientes a las capas modernas; y este gran descubrimiento, le condujo a sostener que los animales y plantas de cada período geológico nada tenían que ver con los del período anterior o subsiguiente, y que respondían a un acto separado de creación. Sobre esta base edificó su famosa teoría de los cataclismos, afirmando que la tierra había sufrido una serie de grandes revoluciones y que por repetidas veces Dios había renovado totalmente los seres que pueblan la superficie de nuestro planeta.
Agassiz, otro eminente sabio, acepta también sin vacilar, la teoría de Cuvier sobre las creaciones sucesivas y los grandes cataclismos, y por una extraña contradicción, al mismo tiempo que desarrolla su doctrina, descubre el paralelismo que existe entre la evolución embrionaria y la evolución paleontológica, arrojando así, aunque inconscientemente, las bases de esa gran ley del transformismo, según la cual la ontogenia es la reproducción abreviada de la filogenia.
Tales eran las doctrinas corrientes en la ciencia. El milagro constituía el fundamento obligado de todos los sistemas, y los naturalistas hacían intervenir a Dios para resolver todas sus dificultades y justificar todos sus desatinos.
Darwin se propuso reaccionar contra estas tendencias anticientíficas, sustituyendo al milagro el reconocimiento expreso de las leyes naturales.
Su doctrina es eminentemente sencilla, como lo son siempre las concepciones que se fundan en la verdad y no contienen sino la verdad.
Todos los organismos que han poblado y pueblan actualmente la superficie de la tierra, provienen de un pequeño número de formas ancestrales sumamente rudimentarias, que han evolucionado en diferentes sentidos, bajo la influencia de cuatro grandes leyes: la adaptación, la herencia, la lucha por la existencia y la selección natural.
La ley descubierta por Cuvier queda admirablemente explicada. Los organismos de las capas geológicas provienen unos de otros por diferenciación, y en virtud de la herencia es natural que se observe entre los fósiles cierta relacion de semejanza que permita formar con ellos una verdadera gradación. Queda también explicada la ley de Agassiz, respecto al paralelismo, entre la ontogenia y la filogenia. El embrión bajo la influencia de la trasmisión hereditaria pasa por las distintas formas que han revestido sus progenitores de todos los tiempos. Si durante las primeras fases de su desenvolvimiento, el hombre se nos presenta con branquias y cola, es porque la herencia ha conservado en estado rudimentario esos órganos de gran significación para nuestros antepasados animales.
La influencia ejercida por la doctrina evolucionista, ha sido considerable. En 1859 apareció el Origen de las especies y en menos de 20 años las ideas de Darwin, daban la vuelta al mundo y asumían la dirección del movimiento científico contemporáneo.
Pero aún prescindiendo del mérito intrínseco de su sistema, Darwin se ha hecho acreedor al homenaje de sus contemporáneos y de la posteridad, por el notable impulso que ha comunicado a las ciencias. La teoría evolucionista ha producido un verdadero sacudimiento y en la historia se hablará del siglo de Darwin como de uno de los más fecundos para los progresos mentales.
La zoología, la botánica, la paleontología, la antropología, la historia, la filosofía, la economía, la política, en una palabra, todas o casi todas las ciencias tienen que reconstituirse sobre principios nuevos, aceptando y proclamando previamente las consecuencias que emanan de la marcha evolutiva de la naturaleza entera.
El vacío que deja Darwin tardará mucho en llenarse. Los grandes genios son raros en la historia."
www.tips-fb.com Twitter icon

1 comentario:

  1. Sobre Darwin, les dejo esta página con una visión diferente http://www.somosbacteriasyvirus.com/

    ResponderEliminar